Cada vez lo tengo más claro. Para mí, emprender es como lanzarse al mar. Primero hay que saber nadar, luego hay que asegurarse de que el agua está debajo, no sea que una vez que estemos en el aire nos demos cuenta de que no hay agua, pero luego hay que saber nadar y dejarse llevar por la corriente si no llegamos a donde habíamos planeado.
Lo primero, saber nadar.
Cuando uno va a lanzarse al agua, lo mínimo que ha de hacer para no ahogarse inmediatamente es haber aprendido a nadar previamente. Eso parece bastante lógico. Para sobrevivir en esa empresa deberemos haber aprendido una serie de conocimientos y técnicas que nos permitan, al menos momentáneamente, mantenernos a flote.
Pues con el emprendimiento pasa lo mismo. Para montar una empresa hay que tener algunos conocimientos. Si esos conocimientos son empresariales, mejor, pero no es necesario. Si quieres montar una empresa de turismo, no es necesario que sepas qué es el debe y el haber en un balance (aunque te vendrá bien), pero sí que debes saber sobre el turismo.
Con ese mínimo conocimiento previo al menos tenemos la certeza de que los primeros minutos nos mantendremos a flote.
Lo segundo, ver que hay agua
Esto es también claro. Para emprender hay que estudiar y pulir muy bien el proyecto. Buenas ideas puede haber millones, ideas por las que el mercado esté dispuesto a pagar ya hay unas pocas menos. Encontrar una idea buena es relativamente fácil, lo difícil es encontrar clientes para esa idea.
Haciendo un buen plan de negocio, estudiando el mercado, la competencia, los productos, etc, estaremos verificando si hay agua o no. Si hay agua, si sobre el papel las cuentas salen, podemos seguir con el proceso de tirarnos al agua. Si ni el papel resiste las cuentas, déjalo ya mismo.
Dejarse llevar
Y llega lo tercero y a la vez más importante y difícil. Sabemos nadar, hemos comprabado que hay agua, pero la corriente nos aleja de nuestro objetivo, ¿qué hacemos? Sin duda alguna, dejarnos llevar.
El cementerio esta lleno de emprendedores que no supieron hacer que su negocio virase con el entorno. Se obcecaron en su idea original y murieron en poco tiempo. No puedes luchar contra el mar. Si la corriente te lleva a otro punto adáptate y nada con él. No nades contracorriente pues te agotarás y te ahogarás.
Una vez que el emprendedor ya ha saltado al agua y se ha mantenido a flote ha de saber cuando variar el proyecto. No pasa nada por cambiar nuestro modelo de negocio las veces que sean necesarias. No podemos preverlo todo, no podemos tener todo atado, la realidad es el enemigo más poderoso y su voz es la ley. Samsung vendía pescado, Google solo era un buscador…ejemplos de empresas que han variado radicalmente hay miles.
Si te has lanzado al agua y has sobrevivido no permitas que tu negocio se ahogue ahora. Ya tiene bastante mérito lo que has hecho. Observa la corriente y vira con ella.