Las carreteras de La Rioja y los accidentes de tráfico.

 

La comunidad autónoma de La Rioja es una región de España pequeña ( es una de las provincias más pequeñas de España) y poco poblada, lo que incide, en este caso positivamente, en el volumen de accidentes de tráfico y de víctimas de los mismos. Como podemos leer en este informe en pdf de la DGT, La Rioja ha sido durante los últimos años una de las provincias que menos accidentes y víctimas han registrado. Provincias de similares o incluso menores poblaciones como Orense o Palencia han registrado durante años más accidentes y víctimas que las carreteras riojanas. Como indica Joaquín, de Accidentalia, la prevención ante los accidentes de tráfico es fundamental.

Las carreteras riojanas

 

 

Red de carreteras de La Rioja

La red de carreteras de La Rioja se ve influenciada, como no podía ser de otra manera, por la geografía del territorio. Geográficamente La Rioja es una porción del valle del Ebro que se ve atravesado transversalmente por otros siete valles más pequeños, seis si contamos como uno solo el valle Oja-Tirón. Además todo el sur de La Rioja es muy montañoso, con auténticas zonas de alta montaña, mientras que la norte discurre el río Ebro y están las grandes ciudades.

Las grandes vías de comunicación en La Rioja están todas en el valle del Ebro, salvo una, la Nacional 111 o carretera de Soria. Así, en el valle tenemos la AP-68 (autopista vasco aragonesa), la A-12, autovía del camino de Santiago y construída sobre la N-120 y la N-232, que atraviesa La Rioja de punta a punta. Como decíamos, tan solo hay una gran vía de comunicación que rompe este eje, es la Nacional 111 o carretera de Soria, que parte de Logroño para, atravesando el puerto de Piqueras, llegar a Soria. Esta fue tradicionalmente la ruta para los riojanos que iban a Madrid, aunque en los últimos tiempos fue desbancada por la opción AP-68 hasta Burgos y A-1 hasta Madrid. En los últimos años, y tras la inauguración (por fín, tras ser una demanda histórica riojana desde el siglo XIX) del túnel de Piqueras, parece haberse revitalizado algo esa vía.

El resto de carreteras riojanas son vías comarcales o locales que comunican distintas zonas y que, en su mayoría, no llevan demasiado tráfico. La única excepción a esta norma pueden ser las rutas de Arnedo a Calahorra y de Haro a Ezcaray. El resto de vías comarcales o locales tienen una intensidad de tráfico baja. De hecho, las dos primeras posibles autovías autónomicas fueran precisamente esas dos, Arnedo-Calahorra y Haro-Ezcaray.

En consecuencia, la mayor parte de los accidentes de tráfico en las carreteras riojanas se dan en las grandes vías de comunicación del valle del Ebro. Gracias a la creación de la autovía del camino se han eliminado una serie de puntos conflictivos, como eran la curvas de la degollada, el alto de San Antón y la subida al alto de la Grajera, en la Nacional 120. Estos puntos eran causantes varios accidentes al año, así como otros menos conocidos como pudieran ser las variante de Navarrete o la de Fuenmayor.

Sin embargo, a día de hoy se conservan todavía numerosos tramos conflictivos, como por ejemplo las conchas de Haro, saliendo de La Rioja en dirección a Vitoria, puntos de la N-232 como los de Agoncillo y Recajo, o el revirado y sinuoso recorrido de la N-111 entre Islallana y Torrecilla en Cameros.